Una puesta en escena nostálgica, espectacular, muy larga, sin mayor profundidad  en su estructura narrativa, pero que hace reír, acongoja e invita al canto a la par que rinde tributo al mejor grupo español que ha existido en nuestra época, MECANO.

 

Tuvo que pasar cerca de un año desde que fue estrenada en Madrid la obra musical que dirige Nacho Cano,  HOY NO ME PUEDO LEVANTAR”, para que finalmente debutara en México, atrayendo consigo la atención de los acérrimos seguidores del extinto grupo así como de los medios cuya expectativa no podía ser mayor:

 

Pues mucho se ha hablado de los magnánimos alcances que dicho musical ha tenido en España y que lo han llevado a consolidarse como la obra más exitosa del teatro español contemporáneo, cuyos mayores méritos han sido conseguir un record histórico de ventas de localidades, de tal modo que el espectáculo tiene prácticamente sus fechas vendidas hasta otoño de este año en aquél país. Su mayor atractivo: la banda sonora basada en los temas más icónicos de los hermanos Cano la mayoría consagrados, en su momento, por la exquisita voz de Ana Torroja.

 

Y no es de extrañar que, finalmente, la compañía OCESA hubiese apostado por tan suntuosa producción para montarla en México, teniendo como escenario el Centro Cultural Telmex  de la Ciudad de México. Un servidor suyo ha tenido la fortuna de apreciar el resultado final desde la zona VIP de dicho recinto el día del estreno, y es en base a esta experiencia como resumo mis impresiones finales:

 

El musical inicia con una breve obertura cortesía de la orquesta que se encuentra repartida en tres niveles ubicados en los márgenes del teatro con una disposición sumamente curiosa y eficaz, a la par que el juego de luces comienza a iluminar un conjunto de camas que revelan un grupo de parejas durmiendo sobre ellas. Y tan pronto como el escenario está dispuesto, los primeros acordes de la mítica canción “Hoy no me puedo levantar” se pueden escuchar mientras los actores y bailarines despiertan y  comienzan a hacer lo suyo, interpretando el tema con arreglos vanguardistas.

 

De repente, se oye una voz en off de aquél que se anuncia como el protagonista de la obra (Mario) quien nos revela que presenciaremos la aventura musical que él y su mejor amigo (Colate) vivieron cuando decidieron viajar a Madrid para cumplir su sueño: Crear y triunfar con un grupo musical en plena década de los ochentas.

 

Y es así como se revela el resto de los elementos del escenario que los actores habrán de aprovechar para lograr su cometido final: llevarse el aplauso de un público agradecido. El escenario cuenta con dos niveles: el inferior en el cual se desarrollan todas las coreografías y la mayor parte de las escenas que implican la aparición de más de dos personajes, mientras que un par de escaleras situadas a los extremos del teatro conducen al nivel superior, donde acontecen las escenas más intimistas o bien, las que requieren la ayuda de una pantalla gigante que se encuentra ubicada al fondo y que muestra imágenes proyectadas que ayudan a relatar de una forma más amigable y divertida los sucesos por los que atraviesan este entrañable par de personajes.

 

La jornada de Mario y Colate lleva al espectador (por espacio de poco más de tres horas) a conocer una serie de viñetas netamente ochenteras, repletas del encanto característico de aquella década, y en las cuales cruzarán caminos y tejerán relaciones con otros personajes entre los que se encuentran Ana y Maria, las intereses amorosos de Colate y Mario, respectivamente, así como con el “Chakas” (baterista de la agrupación), el extravagante Guillermo (el guitarrista, que a la vez cumple el rol de homosexual gracioso que ya es un cliché consumado en el género), la divertida Patricia (que interpreta a la chica mala con corazón de oro) y el graciosísimo Venancio, el único que habla con acento español en toda la obra y que funge como la amalgama entre la sensatez y la despreocupación de la historia. Otros temas a través de los cuales gira el eje de la historia incluyen el sexo y las drogas, que son referencias obligadas a toda revisión de la década de los ochentas.

 

No revelaré más detalles de la trama, porque ciertamente no es el punto fuerte del musical. A decir verdad, es lo único por lo cual uno puede sentirse insatisfecho una vez terminada la obra, pues aunque el guión tiene momentos muy bien logrados (se acuerdan de mí cuando oigan la preciosa “Quédate en Madrid” o presencien la delirante secuencia de Dalí/Laika) la historia es ligera, predecible, y se percibe verosímil en muy pocos momentos, aunque a decir verdad, en lo personal prefiero la levedad empleada en “Hoy no me puedo levantar” a una ambiciosa revisión al estilo de The Wall que no compaginaría en absoluto con el soundtrack que acompaña el relato.

 

“El corazón y los congojos

Todos en reunión…”

 

Y es que uno tiene que tomar en consideración que las canciones empleadas pertenecen a la agrupación española más famosa de nuestros tiempos, y aunque éstas pretenden plasmar los sucesos y/o sentimientos por los que atraviesan los personajes, hay muchas que se perciben fuera de lugar pues no encajan del todo en el contexto narrativo (De plano no le sacaron jugo a “No hay marcha en N. Y.” ; “Cruz de Navajas” está dentro del musical por mero compromiso y la escena en la cual se interpreta “Hijo de la Luna” se percibe insípida), pero al mismo tiempo, el éxito del musical recae precisamente en que prácticamente todas las canciones empleadas son éxitos consumados de Mecano y que, sin duda alguna, serán reconocidas en su mayoría por el espectador, sin importar que sea un seguidor empedernido de la agrupación o no ("Un año más" fue el número que más disfruté en lo personal). Así que, en lugar de escuchar atentamente las letras de las canciones para comprender su papel en el desarrollo de la historia, en “Hoy no me puedo levantar” uno puede entonarlas y disfrutarlas, sin que necesariamente esto justifique su inclusión en la historia. Y para un fan de Mecano, créanme, esto no tiene precio.

 

Se agradece también la incursión de temas escritos por José Maria y Nacho Cano y que no se hicieron famosos gracias a Ana Torroja, tales como “No controles”, “El amargo del pomelo”, “Sube, sube”, Vivimos siempre juntos”  y la compleja Lía(Canción que le debe su fama a Ana Belén y Julio Iglesias) la cual, por cierto,  aprovecha de una manera impresionante los recursos de la producción, dando lugar a la escena más hermosa, espectacular y simbólica de la obra.

 

…Lía cigarrillos de cariño y sin papel para que los fume dentro de tu piel,

Lías la cruceta de esta pobre marioneta y entre lío y lía,

Lía, lía, lía con tus brazos, un nudo de dos lazos

Que me ate a tu pecho amor…

 

El medley incluido antes del final del primer acto también es extremadamente delicioso.

 

Las canciones están muy bien ejecutadas y las actuaciones cumplen, pero no esperen magistrales interpretaciones, pues la historia sencillamente no lo permite. La noche se la llevan Fernanda Castillo, Jannette Chao y Luis Gerardo Méndez (“Colate”) en los roles protagónicos, y a pesar de que Alan Estrada engalana el papel principal de la historia (“Mario”) no logra despertar el carisma que otros como el “Chakas” (Interpretado por Rogelio Suárez) o “Guillermo” (José Daniel Figueroa) logran destilar del público, quienes logran embolsárselos por completo. 

 

Resumiendo, estamos ante una obra fastuosa, que requirió una inversión cercana a los ochenta millones de pesos (es la obra de teatro más cara que se ha montado en nuestro país), que cuenta con un gran equipo de producción, que implicó la presencia del mismísimo Nacho Cano para ser dirigida, que tiene consigo a más de 30 actores y bailarines en escena (cada uno con un desempeño impecable) y que toma las canciones que definieron toda una época como pretexto para desarrollar un guión que peca de ingravidez, pero que al mismo tiempo permite que el espectador navegue en un mar sin igual de nostalgia que sin duda, lo hará reír, cantar y quizá llorar.

 

Si eres un fanático de Mecano, no sé qué estás esperando para disfrutarla. Y si te gustan los musicales y tienes curiosidad por conocer esta obra, dale una oportunidad, te aseguro que no te defraudará. La banda sonora de la producción española ya se encuentra a la venta para quienes deseen conservarla y revivirla una y otra vez.  

 

Pasado el tiempo de admiración,

Donde el respeto en cada mirada

Limaba el roce de vivir

Como el ungüento de pomada

 

Y seco el tarro, seco el humor

Por cada beso una bofetada

Ya no me quieres como yo

No hay contrapeso a esta balanza

 

Al otro lado de la bondad

Se forja el hierro que tu demonio

Ha ido clavando en mi moral

Como el amargo del pomelo

 

La resaca del alcohol,

Así me suena hoy tu canción

 

Y aunque los palos sientan fatal

Si no me zurran no despabilo

Este romance de arena y cal

Es un castigo del destino

 

Y golpe a golpe aprendo a callar

Que por la boca enredo las cosas

No tengo huevos de marchar

Como el amargo del pomelo

 

La resaca del alcohol,

Así me suena tu canción.

 

Y en esta noche quiero jugar,

Con tus virtudes y mis defectos

Hacer de tripas caramelo

Y corazón de mi dolor

 

A ver si aprendo a hacer del marrón,

Color de vida y punto de encuentro

De la esperanza, una misión

 

Y del amargo del pomelo,

La resaca del alcohol

El estribillo a esta canción…

 

(“El amargo del pomelo”, Nacho Cano, 2001)


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